Relato presentado a Concurso de historias de animales. Zenda e Iberdrola

PRESINTIENDO EL FINAL

En mi territorio, inmenso, crepuscular, me siento seguro, conozco cada centímetro, cada espacio, me desenvuelvo perfectamente en él arrastrando mi cuerpo con mi casa a cuestas. En ese universo, que constituye mi hábitat, voy de un lado para otro como un nómada marcándolo como arma de instinto animal.

Por siglos y siglos me he desarrollado para ser más fuerte, proteger mi especie contra adversidades, naturales todas y contra los depredadores, todos ellos con innatas cualidades. En nuestro espíritu no racional todas las especies animales, por muy diferentes que seamos en tamaño, en forma o condición, sabemos por instinto, animal, que es el ciclo de la naturaleza, todo por la selección natural.

Pero parece que hay una especie, que también es animal pero con el título de racional y que se lo ha ganado sin pasar examen alguno, que no entiende de ese ciclo, que lo que quiere es apropiarse de todo e imponer su propia selección natural, que será al final la de quedarse solo y no se da cuenta de ello. Luego tratará de arrepentirse, pero como con casi todo lo que toca ya será demasiado tarde.

Ahora, desde cada vez más diminuto y oscuro espacio, estoy sintiendo también más cerca ese final. Arriesgo cada día que pasa, no me siento del todo seguro, olores extraños en los alrededores nos noquean, el suelo es menos húmedo y tengo que permanecer la mayor parte del tiempo resguardado en mi casa a cuestas, lo más escondido posible para escapar del apropiador.

Yo no veré su final, pero él sí el de todos nosotros.