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Relato presentado a Concurso #HistoriasDePioneras, Zenda e Iberdrola

GUERRERA HASTA LA MUERTE


Yo de ti no iría a la farmacia para que te den una medicina contra el dolor, o a un hechicero de una tribu perdida africana para que te haga desaparecer el hechizo que dices que tienes. No recurriría al médico o sicólogo para que te diagnostique tu mal, o al curandero para que te proporcione unas hierbas con las cuales hacerlo desaparecer.


Estoy totalmente seguro de que por muy buena enfermera que seas, por muchos años que estés en esta profesión, incontables noches sin dormir y testigo en vivo y en directo del sufrimiento de enfermos y heridos, lo que tú tienes no es más que, o mejor dicho es, enteramente la experiencia acumulada que ha alcanzado el clímax y quisiera responder a la enfermedad, al miedo y al dolor de otra manera diferente.


Pero ni tú eres perfecta, como no lo es el llamado sistema; ni lo es, ni nunca lo será, el ser humano, sea hombre o mujer.

No te desesperes o amedrentes, cárgate aún más las baterías, las grandes, y sigue apoyando como nunca lo has hecho al que te necesita postrado en la cama, conectado a tubos y máquinas que ayudan a combatir el padecimiento y agarrarse a la vida.


Eres soberana de un gran reino que iluminas con tu esfuerzo y pasión; en él eres, además de una decidida guerrera, una culta fervorosa de que todo, absolutamente todo, es posible.


Nunca te doblegues, tómate simplemente una de esas pastillas milagrosas que tú sabes muy bien dar a tus enfermos. No bajes la guardia ni te rindas, todos tus amigos y amigas, que son un montón, te necesitan y te apoyarán, porque les muestras también a unos y a otras ese toque de vida que solo tú sabes dar, y siempre sin esperar recibir nada a cambio.

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